Antes de empezar hablar sobre la función de los seguros, digamos lo siguiente: desde el punto de vista científico, el cerebro no está preparado para hacer consciencia del peligro que acecha a nuestro alrededor todo el tiempo. Eso nos mataría de estrés, así que el cerebro aplica filtros de supervivencia y nos distrae con un sinfín de estímulos para olvidar los asteroides que pueden estrellarse en la Tierra, los tornados, los tsunamis, las plagas, el surgimiento de un virus mortal y cientos de peligros más de la vida cotidiana.
El riesgo de vivir seguro
¿Ahora sabes por qué existen los seguros? Para funcionar, los seres humanos necesitamos cierto nivel de certidumbre que nos ayude a derrocar el miedo; de otra manera, estaríamos agazapados dentro de una caverna o arriba de un árbol.
A lo largo de nuestra evolución hemos ido midiendo –siguiendo el método de ensayo y error– el nivel de riesgo en nuestro entorno para tomar decisiones. Un ejemplo sencillo es si salimos de casa o no en el auto cuando hay tormenta. El seguro, además de proteger los bienes materiales, nos da paz mental.
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Hay una probabilidad del 50% de que algo salga bien y 50% de que salga mal. Las aseguradoras fueron creadas por personas optimistas que «apostaron» al 50% que salía bien. Mientras eso sucedía, todos se veían beneficiados y, si algo malo pasaba, alguien más cubría ese riesgo.
Apostar por el futuro
Y aunque hoy parezca increíble, esa ligera sensación de certidumbre impulsó la economía en Occidente. Apostar por el futuro implica un riesgo, aunque cada vez más medido, ya que hemos aprendido de la experiencia.
Si me preguntas si conviene comprar un seguro, aun sabiendo que somos simples mortales viviendo en una gota de agua, la respuesta es “sí”. ¿Por qué? Porque no solo se trata de nosotros, sino de aquellos que nos rodean, hacen negocio con nosotros o se ven afectados por nuestros actos. Cada evento es una cadena interconectada que nos afecta a todos, y mientras más seguros existan, más fuerza adquirirá la red de confianza.
Un seguro no te devolverá la vida. No retrocede el tiempo ni regresa la memoria y afecto de los objetos perdidos, pero aligera la sensación de impotencia que debilita la mente y el espíritu ante lo inevitable. Es una pequeña esperanza en el horizonte que nos da un respiro y la tranquilidad de que no todo está perdido. ¿Es posible imaginar el futuro sin seguro? Sí, pero no es nada alentador.
La realidad no es publicidad
¿Y sabes qué? Contratar un seguro para cada cosa que te importa es posible cuando organizas tus finanzas y lo proyectas con optimismo; es decir, no pensando que algo malo pasará sino que bajo cualquier circunstancia, la carga será menor.
Aquí encontrarás historias reales de personas que sufrieron eventos inesperados y pudieron dejarlos en la ruina pero salieron adelante por conocer la función de los seguros.
El mercado de los seguros está lleno de palabrejas como “póliza”, “coaseguro”, “deducible” y “preexistencias” que que lo hacen sonar complicado, caro y lleno de trámites. También hay muchas historias y leyendas urbanas sobre el mal manejo de agentes y aseguradoras que han desfalcado a sus clientes pero una buena asesoría te evitará dolores de cabeza cuando contrates un producto para proteger tus casa, tus cosas o a tu familia.
Mi razón de ser
Los seres humanos no somos inmortales, indestructibles ni inmunes. Desde hace cinco siglos necesitamos que otros confíen en las buenas probabilidades y pongan su dinero al servicio de proteger a otros.
No podemos controlar casi nada, pero podemos prevenir y estar listos, mental y financieramente, cuando algo suceda. Y esa es mi razón de ser: hacerte ver la valiosa función de los seguros.
Tu tranquilidad es mi propósito y pondré toda mi experiencia a tu servicio para ayudarte a tomar la mejor decisión. Para eso soy tu asesor. Te invito a descargar la app bruno seguros en App Store o en Google Play. Déjame ser tu guía en este proceso a favor de tu seguridad y la de tus seres queridos.