Imagina que alguien llega en este momento a contarte que hace unos días chocó su auto o que tiene programada una intervención médica. ¿Qué sería lo primero que le preguntarías, después de averiguar cómo se encuentra de salud? ¿Pensarías en buscar una aseguradora?
Suponiendo que te lo está contando alguien a quien estimas, te preocuparás por cómo hará para solventar los costos. En otras palabras, querrás saber si cuenta con un seguro que cubra los daños y lo libre de asumir cualquiera de esos gastos.
Porque claro, la salud siempre es y será lo más importante. Pero esa salud tiene un precio, y en situaciones críticas este puede llegar a ser bastante elevado. Es entonces cuando se vuelve inmensamente relevante contar con la protección que brinda un seguro.
De acuerdo con un reporte emitido por la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), en 2019 solo el 31.03% de los vehículos en circulación contaba con un seguro. Podía ser de cobertura limitada a daños a terceros o incluir robo total y gastos médicos de los ocupantes.
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Por otro lado, en junio de 2020, Edgar Karam, vicepresidente de esta misma asociación, señaló que solo el 1.45% de la población en México contaba entonces con un seguro de gastos médicos. A su entender, estos deberían ser parte de la canasta básica.
Lo anterior nos hace pensar en lo mucho que hay que hacer para fomentar la cultura de la previsión en México. Creer que a nosotros no nos va a pasar lo que le ocurrió al vecino tiene un gran inconveniente. El día que nos encontremos en una situación crítica, no vamos a saber que hacer.
Tener el respaldo de una aseguradora en un momento difícil implica, ante todo, contar con la solvencia económica para sortear el percance, lo que en algunos casos puede ser cuestión de vida o muerte. Pero no solo eso, también se trata de ponernos en manos de especialistas, cuya función es, precisamente, hacerse cargo de nuestro bienestar.
Si en México mostramos tanta resistencia a adquirir seguros de cualquier tipo, se debe en gran medida a que lo seguimos viendo como un gasto –cuando en realidad se trata de una inversión–, además de que no nos genera total confianza y, para colmo, asumimos que el proceso de contratación es demasiado complicado.
Para contrarrestar lo anterior, las compañías y brokers de seguros del mundo están cada vez más enfocados en aprovechar las más nuevas herramientas tecnológicas para facilitar los procesos.
Lemonade y Oscar son dos aseguradoras con base en Estados Unidos que ejemplifican bien lo anterior, luego de haber cambiado su modelo de negocio al ámbito de lo digital. La posibilidad de pagar un siniestro en menos de 90 segundos con la ayuda de un bot, como ya está haciendo Lemonade, sirve de inspiración para desarrollar pronto algo similar en nuestro país.
Esperemos que así sea y que esto sirva para fortalecer la cultura de la prevención, que tanta falta nos hace.
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